martes, 20 de octubre de 2009


Formación

Esta imagen TRMM muestra la altura de las columnas de lluvia en el Huracán Irene. Las torres más altas —la mayor alcanza los 17 km— producen las lluvias más intensas, mostradas en rojo. Cuanto más alto sube el vapor de agua antes de enfriarse, más intensa tiende a ser la tormenta, ya que estas torres son como pistones que convierten la energía del vapor de agua en un poderoso motor de producción de lluvia y viento; además, estas torres pueden ser indicativas de un fortalecimiento futuro.

Ondas en los vientos del Océano Atlántico —las áreas de vientos convergentes se mueven a lo largo del mismo camino que el viento prevalente-, creando inestabilidades en la atmósfera que pueden llevar a la formación de huracanes.
La formación de ciclones tropicales es el tema de muchas investigaciones y todavía no se entiende perfectamente. Seis factores generales son necesarios para hacer posible la formación de ciclones tropicales, aunque ocasionalmente pueden desafiar a estos requisitos:
Temperatura del agua de al menos 26,5 °C[37] hasta una profundidad de al menos 50 m. Las aguas a esta temperatura provocan que la atmósfera sea lo suficientemente inestable como para sostener convección y tormentas eléctricas.[38]
Enfriamiento rápido con la altura. Esto permite la expulsión de calor latente, que es la fuente de energía en un ciclón tropical.[37]
Alta humedad, especialmente en las alturas baja a media de la troposfera. Cuando hay mucha humedad en la atmósfera, las condiciones son más favorables para que se desarrollen perturbaciones.[37]
Baja cizalladura vertical. Cuando la cizalladura vertical es alta, la convección del ciclón o perturbación se rompe, deshaciendo el sistema.[37]
La distancia al ecuador terrestre. Permite que la fuerza de Coriolis desvíe los vientos hacia el centro de bajas presiones, causando una circulación. La distancia aproximada es 500 km o 10 grados.[37]
Un sistema de perturbación atmosférica preexistente. El sistema debe tener algún tipo de circulación como centro de bajas presiones.[37]
Sólo ciertas perturbaciones atmosféricas pueden dar como resultando un ciclón tropical. Éstas incluyen:
Ondas tropicales u ondas de vientos del este, que, como se mencionaba anteriormente, son áreas de vientos convergentes con movimiento oeste. Frecuentemente ayudan al desarrollo de tormentas eléctricas que pueden desarrollarse a ciclones tropicales. Muchos de los ciclones tropicales se forman de éstas. Un fenómeno similar a las ondas tropicales son las líneas de distorsión de África Oriental, que son líneas convectivas que se producen sobre África y se mueven al Atlántico.
Canales troposféricos superiores, que son núcleos fríos de vientos en capas altas. Un ciclón de núcleo cálido puede aparecer cuando uno de estos canales (en ocasiones) desciende a los niveles bajos y produce convección profunda.
Los límites frontales que caen pueden ocasionalmente "atascarse" sobre aguas cálidas y producir líneas de convección activa. Si una circulación de bajo nivel se forma bajo esta convección, puede desarrollarse un ciclón tropical.
Lugares de formación
La mayoría de los ciclones tropicales se forman en una zona de actividad de tormentosa llamada Discontinuidad Intertropical (ITF por su nombre en inglés),[39] Zona de Convergencia Intertropical (ITCZ)[40] o zona de bajas presiones del monzón.[41] Otra fuente importante de inestabilidad atmosférica son las ondas tropicales, que causan sobre el 85% de los ciclones tropicales intensos en el Océano Atlántico,[42] y la mayoría en la región del Pacífico este.[43] [44]
La mayoría de los ciclones tropicales se forman a una latitud entre 10 y 30º del ecuador,[45] y un 87% de los mismos se forman a menos de 20º de latitud, norte o sur.[46] Debido a que el efecto coriolis inicia y mantiene la rotación de los ciclones, estos raras veces se forman o se mueven hasta los 5º de latitud, donde el efecto Coriolis es muy débil.[45] Sin embargo, es posible que se formen ciclones en esta región si hay otra fuente inicial de rotación; estas condiciones son extremadamente raras y se cree que tales tormentas se forman como mucho una vez cada siglo. Ejemplos de ciclones o tormentas tropicales en estas latitudes son la formación de la tormenta tropical Vamei en 2001 o el ciclón Agni en 2004.[47] [48]
Época de formación
A nivel mundial, los picos de actividad ciclónica tienen lugar hacia finales de verano, cuando la temperatura del agua es mayor. Sin embargo, cada región particular tiene su propio patrón de temporada. En una escala mundial, mayo es el mes menos activo, mientras que el más activo es septiembre.[49]
En el Atlántico Norte, la temporada es diferente, teniendo lugar desde el 1 de junio al 30 de noviembre, alcanzando su mayor intensidad a finales de agosto y en septiembre.[49] Estadísticamente, el pico de actividad de la temporada de huracanes en el Atlántico es el 10 de septiembre. El nordeste del Océano Pacífico tiene un período de actividad más amplio, pero en un margen de tiempo similar al del Atlántico.[50] El nordeste del Pacífico tiene ciclones tropicales durante todo el año, con un mínimo en febrero y marzo y un máximo de actividad a principios de septiembre. En la región del norte del Índico, las tormentas son más comunes desde abril a diciembre, con picos de intensidad en mayo y noviembre.[49]
En el hemisferio sur, la actividad de ciclones tropicales comienza a finales de octubre y termina en mayo. El pico de actividad se registra desde mediados de febrero a principios de marzo.[49]
Duración de las temporadas y promedio de ciclones en cada región[49] [30]
Región
Inicio de la temporada
Fin de la temporada
Tormentas tropicales(>34 nudos)
Ciclones tropicales(>63 nudos)
Ciclones tropicales de categoría 3+(>95 nudos)
Pacífico nordeste
Abril
Enero
26,7
16,9
8,5
Índico sur
Octubre
Mayo
20,6
10,3
4,3
Pacífico nordeste
Mayo
Noviembre
16,3
9,0
4,1
Atlántico norte
Junio
Noviembre
10,6
5,9
2,0
Pacífico suroeste - Australia
Octubre
Mayo
10,6
4,8
1,9
Índico norte
Abril
Diciembre
5,4
2,2
0,4

Regiones principales y centros meteorológicos de alerta asociados
Regiones principales

Mapa mundial de ciclones tropicales entre los años 1985 y 2005.
Hay siete regiones principales de formación de ciclones tropicales. Son el Océano Atlántico, las zonas oriental, sur y occidental del Océano Pacífico, así como el sudoeste, norte y sureste del Océano Índico. A nivel mundial, cada año se forman una media de 80 ciclones tropicales.[30]
Zonas y Pronosticadores[31]
Región
Centros Meteorológicos Regionales Especializados
Atlántico Norte
Centro Nacional de Huracanes (NHC)
Pacífico Noreste
Centro Nacional de Huracanes y Centro de Huracanes del Pacífico Central
Pacífico Nordeste
Agencia Meteorológica de Japón
Índico Norte
Departamento Meteorológico Indio
Pacífico Suroeste
Servicio Meteorológico de Fiji, Servicio Meteorológico de Nueva Zelanda, Servicio Nacional del Tiempo de Papua Nueva Guinea y Bureau of Meteorology
Índico Sureste
Bureau of Meteorology y Badan Meteorologi dan Geofisika
Índico Suroeste
Météo-France
Océano Atlántico Norte. Se trata de la región más estudiada de todas. Incluye el Océano Atlántico, el Mar Caribe y el Golfo de México. La formación de ciclones tropicales varía ampliamente de un año a otro, oscilando entre veinte y una por año, con una media de diez (2005 batió el récord al registrar un total de 28)[30] La costa atlántica de Estados Unidos, México, América Central, las Islas Caribeñas y Bermudas se ven afectadas frecuentemente por estos fenómenos. Venezuela, el sureste de Canadá y las islas "Macaronesias" también se ven afectadas ocasionalmente. La mayoría de las tormentas atlánticas más intensas son Huracanes del tipo Cabo Verde, que se forman en la costa occidental de África, cerca de la islas de Cabo Verde.
Océano Pacífico Noreste. Es la segunda región más activa del mundo y la más densa (mayor número de tormentas en una menor región del océano). Las tormentas que se forman aquí pueden afectar al oeste de México, Hawái, al norte de América Central y, en ocasiones extremadamente raras, a California.
Océano Pacífico Noroeste. La actividad tropical en esta región afecta frecuentemente a China, Japón, Filipinas y Taiwán, pero también a otros países en el sudeste asiático como Vietnam, Corea del Sur e Indonesia, además de numerosas islas de Oceanía. Es, con diferencia, la región más activa, convirtiéndose en la tercera de todas las de actividad de ciclones tropicales del mundo. La costa de la República Popular China presencia la mayor cantidad de entradas en tierra de ciclones en el mundo.[32]
Océano Índico Norte. Esta región se divide en dos áreas, la Bahía de Bengala y el Mar Arábigo, habiendo en la primera de ellas de 5 a 6 veces más actividad. La temporada de esta región tiene dos puntos interesantes; uno en abril y mayo, antes del comienzo del monzón, y otro en octubre y noviembre, justo después. Los huracanes que se forman en esta región han sido históricamente los que más vidas se han cobrado — el más terrible, el ciclón Bhola de 1970, acabó con la vida de 200.000 personas. Los países afectados en esta región incluyen a India, Bangladesh, Sri Lanka, Tailandia, Birmania y Pakistán. En raras ocasiones, un ciclón tropical formado en esta región puede afectar también a la Península Arábiga.
Océano Pacífico Suroeste. La actividad tropical en esta región afecta mayoritariamente a Australia y el resto de Oceanía.
Océano Índico Sudeste. La actividad tropical en esta región afecta a Australia e Indonesia.
Océano Índico Suroeste. Esta región es la menos documentada debido a la ausencia de datos históricos. Los ciclones que se forman aquí afectan a Madagascar, Mozambique, Isla Mauricio y Kenia.
Áreas de formación atípicas

El Huracán Vince el 9 de octubre de 2005 a las 23:00 UTC cerca de Madeira.
Las siguientes áreas producen ciclones tropicales ocasionalmente.
Océano Atlántico Sur. Una combinación de aguas más frías y cizalladura vertical hacen muy difícil para el Atlántico Sur registrar actividad tropical. Sin embargo, se han observado tres ciclones tropicales en esta región. Fueron una débil tormenta tropical en 1991 cerca de la costa de África; el Ciclón Catarina (conocido también como Aldonça), que hizo entrada en tierra en Brasil 2004, con fuerza de Categoría 1; y una tormenta más pequeña, en enero de 2004, al este de Salvador de Bahía, Brasil, que se cree que alcanzó intensidad de tormenta tropical en base a los vientos registrados.
Pacífico Norte Central. La cizalladura en esta área del Océano Pacífico limita severamente el desarrollo tropical, por lo que no se conocen formaciones de tormentas desde 2002. Sin embargo, esta región es frecuentada comúnmente por los ciclones tropicales que se forman en el ambiente mucho más favorable de la región del Pacífico Nordeste.
Pacífico Sudeste. Las formaciones tropicales en esta región son bastante raras; cuando se forman, frecuentemente están enlazadas a episodios de El Niño. Muchas de las tormentas que entran en esta región se han formado en el lejano oeste, en la zona del Pacífico Suroeste. Afectan a las islas de Polinesia en casos excepcionales.
Mar Mediterráneo. A veces se forman tormentas con estructuras similares a las de los ciclones tropicales. Algunos ejemplos de estos "ciclones tropicales mediterráneos" se formaron en septiembre de 1947, septiembre de 1969, enero de 1982, septiembre de 1983 y enero de 1995. Sin embargo, hay cierto debate sobre si la naturaleza de estas tormentas fue realmente tropical.[31]
Subtrópicos templados. las áreas más allá de los treinta grados del ecuador normalmente no son conductivas para la formación o fortalecimiento de ciclones tropicales. El factor limitante primario es la temperatura del agua, aunque una mayor cizalladura vertical también es otro de los factores. Estas zonas en ocasiones son frecuentadas por ciclones moviéndose desde latitudes tropicales. En raras ocasiones, como 1988[33] y 1975[34] pueden formarse o fortalecerse en esta región.
Bajas Latitudes. El área entre los paralelos 10º N y 10º S no experimentan una presencia significativa del efecto Coriolis, un ingrediente vital para un ciclón tropical. Sin embargo, en diciembre de 2001, el Tifón Vamei se formó al sudeste del Mar de la China Meridional e hizo entrada en tierra en Malasia. Tuvo origen en una formación tormentosa en Borneo, que se movió hacia el Mar de la China Meridional.[35]
Los Grandes Lagos. Un sistema tormentoso que parecía similar a un huracán se formó en 1996, en el lago Hurón. Formó una estructura con el ojo típico en su centro y pudo haber sido durante un breve espacio de tiempo un ciclón tropical.[36]

Mecánica de los ciclones tropicales

Los huracanes se forman cuando la energía expulsada por la condensación del vapor de agua presente en el aire cálido en elevación causa un bucle de alimentación positiva sobre las aguas templadas de los océanos. El aire se calienta, elevándose aún más, lo que conduce a más condensación. El aire que fluye hacia el exterior de esta "chimenea" vuelve a la superficie, formando vientos muy fuertes.[18]
Estructuralmente, un ciclón tropical es un gran sistema de nubes en rotación, viento y tormentas. Su fuente primaria de energía es la expulsión del calor de condensación del vapor de agua que se condensa a grandes altitudes, siendo el calor aportado por el Sol el que inicia el proceso de evaporación. Además, un ciclón tropical puede ser interpretado como una gigante máquina térmica vertical, mantenida por la mecánica y fuerzas físicas como la rotación y la gravedad terrestre.[19]
En otro sentido, los ciclones tropicales pueden ser vistos como un tipo especial de complejo convectivo de mesoescala, que continua desarrollándose a partir de una vasta fuente de humedad y calor. La condensación conduce a unas mayores velocidades del viento, ya que una pequeña fracción de la energía liberada se convierte en energía mecánica;[20] los vientos más rápidos y presiones más bajas asociadas con ellos causan una mayor evaporación en superficie y de este modo incluso más evaporación. Mucha de la energía expulsada conduce las corrientes de aire, lo que aumenta la altura de las nubes, acelerando la condensación.[21] Este bucle de retroalimentación positiva continúa mientras las condiciones sean favorables para el desarrollo del ciclón tropical. Factores como una ausencia continuada de equilibrio en la masa de distribución de aire también aportarían energía para mantener al ciclón. La rotación de la Tierra causa que el sistema gire, efecto conocido como el efecto Coriolis,[22] dando una característica ciclónica y afectando a la trayectoria de la tormenta.[23]
Lo que principalmente distingue a un ciclón tropical de otros fenómenos meteorológicos es la condensación como fuerza conductora.[24] Dado que la convección es más fuerte en un clima tropical, esto define el dominio inicial del ciclón. Por contraste, frecuentemente los ciclones de media latitud obtienen su energía de los gradientes horizontales de temperatura preexistentes en la atmósfera.[24] Para poder seguir alimentando su motor de calor, el ciclón tropical debe permanecer sobre agua cálida, que provee la humedad atmosférica necesaria. La evaporación se acelera por los vientos fuertes y se reduce por la presión atmosférica en la tormenta, resultando un bucle de alimentación positiva. Como consecuencia, cuando un ciclón tropical pasa sobre tierra su fuerza disminuye rápidamente.[25]

Mediciones de ozono recogidas sobre el Huracán Erin el 12 de septiembre de 2001. El ojo de Erin está marcado con un símbolo rojo de huracán. En el ojo, las concentraciones de ozono son elevadas (amarillo y verde). El núcleo está rodeado por un área de concentració mucho menor de ozono (púrpura y azul).
Los niveles de ozono dan una pista sobre si una tormenta se desarrollará. El giro inicial de un ciclón tropical es débil y muchas veces cubierto por las nubes, y no siempre es fácil de detectar por los satélites que proveen imágenes de las nubes. Sin embargo, instrumentos como el Total Ozone Mapping Spectrometer pueden identificar cantidades de ozono que están relacionadas íntimamente con la formación, intensificación y movimiento de un ciclón. Como resultado, los niveles de ozono pueden ser muy útiles para determinar la ubicación del ojo. Las concentraciones naturales de ozono son más elevadas en la estratosfera. El aire más cercano a la superficie oceánica es menos rico en ozono. Rodeando al ojo, hay un anillo de potentes tormentas que absorben el aire húmedo y cálido de la superficie del océano, elevándolo kilómetros en la atmósfera, a veces hasta alcanzar la capa baja de la estratosfera. Este aire pobre en ozono reemplaza al aire rico en ozono provocando que las concentraciones en ozono disminuyan. El proceso se invierte a sí mismo en el ojo: el aire en altura se hunde hacia la superficie, infundiendo a la columna entera con ozono. Los niveles de ozono descendentes alrededor del ojo pueden ser una importante señal de que la tormenta se está fortaleciendo.[26]

Gráfica que muestra la caída de temperatura en superficie en el Golfo de México en los momentos en el que los huracanes Katrina y Rita pasaron por el mismo. Estas tormentas enfriaron el agua más de 4 °C en los lugares por los que discurrieron y enfriaron todo el Golfo en 1 ºC.
El paso de un ciclón tropical sobre el océano puede causar que las capas superficiales del mismo se enfríen de forma sustancial, lo que puede influir en el desarrollo del ciclón. Los ciclones tropicales enfrían el océano al actuar como "motores de calor" que transfieren el calor de la superficie del océano a la atmósfera a través de la evaporación. El enfriamiento también se produce por el ascenso de agua fría debido al efecto de succión del centro de bajas presiones de la tormenta. También puede existir un enfriamiento adicional como producto de las lluvias que pueden producirse en la superficie oceánica en un momento dado. La cobertura de nubes también puede desempeñar parte de esta función al actuar como escudo entre el océano y la luz directa del sol antes y algo después del paso de la tormenta. Todos estos efectos pueden combinarse para producir un descenso dramático de las temperaturas en un área considerable durante algunos días.[27]
Los científicos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (EEUU) estiman que un huracán expulsa energía en un ratio aproximado de 50 a 200 trillones de vatios al día,[21] aproximadamente la cantidad de energía liberada al explotar una bomba nuclear de 10 megatones cada 20 minutos,[28] 70 veces la energía consumida por los humanos en todo el mundo o 200 veces la capacidad de producción de energía eléctrica de todo el mundo.[21]
Mientras que el movimiento más evidente de las nubes es hacia el centro, los ciclones tropicales también desarrollan un flujo de nubes hacia el exterior a nivel superior (a gran altitud). Esto se origina del aire que ha liberado su humedad y es expulsado a gran altitud a través de la "chimenea" del motor de la tormenta.[19] Este flujo produce cirros altos y delgados que giran en espiral lejos del centro. Los cirros pueden ser los primeros signos de que un huracán que se aproxima.[29]

Estructura física

Estructura de un ciclón tropical.
Todos los ciclones tropicales son áreas de baja presión atmosférica cerca de la superficie de la Tierra. Las presiones registradas en el centro de los ciclones tropicales están entre las más bajas registradas en la superficie terrestre al nivel del mar.[2] Los ciclones tropicales se caracterizan y funcionan por lo que se conoce como núcleo cálido, que consiste en la expulsión de grandes cantidades de calor latente de vaporización que se eleva, lo que provoca la condensación del vapor de agua. Este calor se distribuye verticalmente alrededor del centro de la tormenta. Por ello, a cualquier altitud (excepto cerca de la superficie, donde la temperatura del agua dictamina la temperatura del aire) el centro del ciclón siempre es más cálido que su alrededor.[3] Las principales partes de un ciclón son el ojo, la pared del ojo y las bandas lluviosas.
Bandas lluviosas
Las bandas lluviosas son bandas de precipitación y tormentas que giran ciclónicamente hacia el centro de la tormenta. Las rachas de viento más fuerte y las mayores precipitaciones suelen producirse en bandas de lluvia individuales, con otras bandas de tiempo relativamente calmado entre ellas. Normalmente, en las bandas de lluvia se forman tornados al entrar en tierra.[4] Los huracanes anulares son distintivos por la ausencia de bandas de lluvia; sin embargo, poseen un área circular alrededor del centro de baja presión en el que hay mal tiempo.[5]
Mientras que todas las áreas de baja presión en superficie requieren una divergencia hacia arriba para continuar haciéndose más intensas, la divergencia en los ciclones tropicales es desde el centro hacia todas las direcciones. Los vientos en capas altas de un ciclón tropical se alejan del centro de la tormenta con una rotación anticiclónica debido al efecto Coriolis. Los vientos en la superficie son fuertemente ciclónicos, se debilitan con la altura y se invierten a sí mismos. Los ciclones tropicales deben esta característica única a la necesidad de que no exista una cizalladura vertical para mantener el núcleo cálido del centro de la tormenta.[6] [7]
Ojo y zona interna
Un ciclón tropical presenta un área de aire que circula en sentido descendente en el centro del mismo; si el área es lo suficientemente fuerte se puede desarrollar lo que se llama "ojo". Normalmente, en el ojo la temperatura es cálida y éste se encuentra libre de nubes (sin embargo, el mar puede ser extremadamente violento).[4] En el ojo del ciclón se registran las temperaturas más frías en superficie y las más cálidas en altura. Normalmente el ojo es de forma circular y puede variar desde los 3 a los 370 kilómetros de diámetro.[8] [9] En ocasiones, los ciclones tropicales maduros e intensos pueden presentar una curvatura hacia el interior en la parte superior de la pared del ojo, tomando un aspecto parecido al de un estadio de fútbol, por lo que este fenómeno se le llama en ocasiones "efecto estadio".[10]
Hay otros elementos que o bien rodean o bien cubren el ciclón. El Denso Revestimiento Central (CDO) es un área de densa actividad tormentosa cerca del centro del ciclón tropical;[11] en ciclones débiles, el CDO cubre el centro de circulación completamente, resultando en un ojo no visible.[12] Contiene la pared del ojo y el ojo en sí mismo. El huracán clásico contiene un CDO simétrico, lo cual significa que es perfectamente circular y redondo en todos sus lados.
La pared del ojo es una banda alrededor del ojo donde los vientos alcanzan las mayores velocidades, las nubes alcanzan la mayor altura y la precipitación es más intensa. El daño más grave debido a fuertes vientos ocurre mientras la pared del ojo de un huracán pasa sobre tierra.[4] En los ciclones tropicales intensos hay un ciclo de reemplazo de la pared del ojo. Cuando los ciclones alcanzan un pico de intensidad, normalmente tienen una pared del ojo y un radio de las ráfagas de viento que contraen a un tamaño muy pequeño, alrededor de 10 o 25 kilómetros. Las bandas de lluvia externas se pueden organizar en un anillo de tormentas externo que se mueve lentamente hacia el interior y que roba la pared del ojo para captar su humedad y momento angular. Cuando la pared del ojo interno se debilita, el ciclón tropical también se debilita, los vientos más fuertes se debilitan y la presión en el centro aumenta. Al final del ciclo la pared del ojo externo reemplaza al interno completamente. La tormenta puede ser de la misma intensidad o incluso mayor una vez que el ciclo de reemplazo ha terminado. La tormenta vuelve a extenderse de nuevo y se forma un nuevo anillo externo para la nueva sustitución de la pared del ojo.[13]
Tamaño
Tamaños de ciclones tropicales
ROCI
Tipo
Menos de 2 grados de latitud
Muy pequeño/enano
De 2 a 3 grados de latitud
Pequeño
De 3 a 6 grados de latitud
Mediano/Medio
De 6 a 8 grados de latitud
Grande
Más de 8 grados de latitud
Muy grande[14]
Una medida del tamaño de un ciclón tropical se obtiene midiendo la distancia desde su centro de circulación hasta su isobara externa más cercana, también conocida como su ROCI. Si el radio es menor que dos grados de latitud o 222 kilómetros, entonces el ciclón se considera "muy pequeño" o "enano". Radios entre 3 y 6 grados de latitud o entre 333 y 666 kilómetros hacen que el ciclón sea considerado de "tamaño medio". Los ciclones "muy grandes" tienen radios mayores que 8 grados u 888 kilómetros.[14] El uso de esta medida ha determinado que el tamaño medio de los ciclones tropicales del Noroeste del Pacífico es el mayor de todos, siendo aproximadamente el doble que el de los que se producen en el Atlántico.[15] Otros métodos para determinar el tamaño de un ciclón tropical incluye la medida del radio de los vientos del vendaval y midiendo el radio al que su vorticidad relativa decrece a 1·10-5 s-1 desde su centro.[16] [17]

Huracanes


Ciclón tropical

Ciclón Catarina, un infrecuente ciclón tropical del Atlántico Sur visto desde la Estación Espacial Internacional el 26 de marzo de 2004, que llegó a tener viento de hasta 240 km/h
Ciclón tropical es un término meteorológico usado para referirse a un sistema de tormentas caracterizado por una circulación cerrada alrededor de un centro de baja presión y que produce fuertes vientos y abundante lluvia. Los ciclones tropicales extraen su energía de la condensación de aire húmedo, produciendo fuertes vientos. Se distinguen de otras tormentas ciclónicas, como las bajas polares, por el mecanismo de calor que las alimenta, que las convierte en sistemas tormentosos de "núcleo cálido". Dependiendo de su fuerza y localización, un ciclón tropical puede llamarse depresión tropical, tormenta tropical, huracán, tifón o simplemente ciclón.
Su nombre se deriva de los Trópicos y su naturaleza ciclónica. El término "tropical" se refiere tanto al origen geográfico de estos sistemas, que se forman casi exclusivamente en las regiones tropicales del planeta, como a su formación en masas de aire tropical de origen marino. El término "ciclón" se refiere a la naturaleza ciclónica de las tormentas, con una rotación en el sentido contrario al de las agujas del reloj en el hemisferio norte y similar al de las agujas del reloj en el hemisferio sur.
Los ciclones tropicales pueden producir vientos extremadamente fuertes, tornados, lluvias torrenciales (que pueden producir inundaciones y corrimientos de tierra) y también pueden provocar marejadas ciclónicas en áreas costeras. Se desarrollan sobre extensas superficies de agua cálida y pierden su fuerza cuando penetran en tierra. Esa es una de las razones por la que las zonas costeras son dañadas de forma significativa por los ciclones tropicales, mientras que las regiones interiores están relativamente a salvo de recibir fuertes vientos. Sin embargo, las fuertes lluvias pueden producir inundaciones tierra adentro y las marejadas ciclónicas pueden producir inundaciones de consideración a más de 40 km hacia el interior.[1]
Aunque sus efectos en las poblaciones y barcos pueden ser catastróficos, los ciclones tropicales pueden reducir los efectos de una sequía. Además, llevan el calor de los trópicos a latitudes más templadas, lo que hace que sea un importante mecanismo de la circulación atmosférica global que mantiene en equilibrio la troposfera y mantiene relativamente estable y cálida la temperatura terrestre.
Muchos ciclones tropicales se desarrollan cuando las condiciones atmosféricas alrededor de una débil perturbación en la atmósfera son favorables. Otras se forman cuando otros tipos de ciclones adquieren características tropicales. Los sistemas tropicales son conducidos por vientos direccionales hacia la troposfera; si las condiciones continúan siendo favorables, la perturbación tropical se intensifica y puede llegar a desarrollarse un ojo. En el otro extremo del abanico de posibilidades, si las condiciones alrededor del sistema se deterioran o el ciclón tropical toca tierra, el sistema se debilita y finalmente se disipa.